En las áreas protegidas del departamento del Atlántico, se realizaron análisis para delimitar áreas de fragmentos de bosque a escala mucho más detallada que la nacional (1:100000), con el fin de determinar las áreas con poca fertilidad y desertificación a causa de actividades no compatibles con la figura de protección actuales, como ganadería y agricultura en un periodo de 5 años. Estos estudios se practicaron en conjunto con la comunidad que recibieron un curso sobre el tema. Esta fue la primera etapa en la cual se diseñaron unos viveros caseros y uno comunitario y se crearon incentivos económicos mensuales para cada familia durante todo el proyecto con el fin de motivarlos a tener actividades de conservación productivas con el lema “la conservación si paga”.