A través de una identificación de áreas boscosas dentro de la franja de cerros en el departamento del Atlántico, se selecionaron áreas específicas para establecer pequeños corredores biológicos. Cada corredor se trató como unidades individuales que contenían, un vivero comunitario, una comunidad responsable del corredor de alrededor de 20 a 30 personas, que se encargaron del cuidado del vivero, siembra de los arbolitos en el corredor, mantenimiento temporal de los árboles en el corredor y sensibilización a otras comunidades sobre la experiencia de apoyar la conservación de la biodiversidad. En total se realizaron 3 unidades de corredores biológicos.